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Llego un día normal a la oficina, entro y saludo a mi equipo, cada uno está dedicado a hacer sus funciones y de repente te topas con la pregunta ¿cuál es el nuevo reto para hoy? 

Me reúno con los líderes de cada área, nos actualizamos en las novedades del día anterior y empiezo a recibir llamadas; llegan nuevas preguntas, tengo en mi radar nuevas alianzas que quiero hacer, pero por dónde empezamos?

Así comienza un día en Kimmel, como en cualquier oficina, con noticias que vienen y van, con una buena taza de café, con problemas por solucionar, pero, sobre todo, con ganas de enfrentar nuevos desafíos que nos hagan crecer y que ayuden a potencializar el modelo de negocio de nuestros clientes. 

Por eso, cada vez que tenemos un nuevo acercamiento con un posible partner, nos encargamos de descubrir las necesidades de sus clientes, para conocer su satisfacción actual con los productos y/o servicios de la empresa y trabajar en sus alegrías y frustraciones.

¿Cómo funciona? Empezamos estudiando e investigando el sector, nos apoyamos en todo el conocimiento que tenemos en banca, microseguros, productos de comercialización en canales masivos, productos de la base de la pirámide, entre otros, para proponer un modelo de negocio 100% personalizado, realizado para cada cliente, basado en los datos únicos de cada empresa.

¿El objetivo? Realizar un encaje perfecto por medio del cual podamos alivianar las frustraciones de los clientes y potencializar sus alegrías, de tal forma que la satisfacción incremente, los procesos se pulan y los costos disminuyan. 

¿El resultado? Añadimos y quitamos cosas, integramos, operamos y complementamos y nos levantamos cada día, con la firma convicción de que gracias a la cooperación conjunta ¡hacemos que las cosas pasen!